viernes, 2 de mayo de 2014

EL RUMOR DE LA TORMENTA

Un padre atormentado por el descarrilamiento de su hija adolescente, un maestro desalmado, asesino e insano; una niña víctima de una mafia de pornógrafos infantiles; un escritor gay que cobra cuotas; un médico-actor emocionalmente desequilibrado; un veterano de la guerra interna, lisiado y violador; un muchacho desempleado seducido por una potencial homicida y un político corrupto son el trágico saldo de protagonistas de El rumor de la tormenta, último libro de cuentos del narrador limeño Carlos Rengifo. Historias crudas y ambientes cotidianos dan forma a los relatos de Rengifo. Relatos de personajes y acciones, de descarrilamientos conductuales y fatales ironías. La sombra de la maldad y la sinrazón se cierne sobre las cabezas de estos antihéroes nacionales, desdichados tercermundistas que bregan sin éxito en el entramado del día a día. Echando mano de una prosa sencilla y distanciada, el autor nos presenta un universo donde la tranquilidad es una palabra desconocida y cuyas imágenes apelan a un realismo sucio exento de cualquier atisbo de tratamiento lírico.
Muchos de sus personajes conservan una suerte de languidez, pierden verosimilitud y ganan maniqueísmo hasta devenir en meros esbozos caricaturescos, como el profesor de «Tierra de nadie» o el excombatiente de «Cenizas del pasado», ambos cuentos de giros finales que, pese a sus pretensiones de sorpresa, sucumben ante lo predecible. No obstante, se hacen también primeros planos certeros, como el de «El festín del cordero». En él se narra dos trajinados días de un ilustre padre de la patria. Carnero, congresista oficialista, despliega una serie de lugares comunes, tanto en su accionar como en su oratoria, acercándose a una versión burócrata y despreciable de la peor muestra de bufonería nacional: el corrupto. Este personaje abyecto —cuyos correlatos en la realidad deberíamos aprender a odiar más— es víctima de una de las peores anagnórisis posibles. Con dicho final Rengifo escapa hábilmente de una salida con moraleja, riesgo que se da en la escena del asentamiento humano, e inserta una posibilidad mucho más terrible, original y rica.
Olga Rodríguez Ulloa

Carlos Rengifo es uno de los narradores más notables aparecido en la década de los noventa. En El rumor de la tormenta, las historias marcan un ritmo desenfrenado, donde los personajes se adueñan del lector para sumergirlo en mundos tan humanamente complejos, que parecieran atraparnos en laberintos en los cuales aparece la resignación como única salida. Las historias que habitan estas páginas, estupendamente narradas desde el vientre mismo del engaño, el rumor, la desilusión y la esperanza, constituyen un fresco de la transición social y moral que experimenta una sociedad que se resiste a los cambios, pero que finalmente sucumbe, sin valorar el costo.
Gabriel Rimachi Sialer

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